Las personas que trabajan fuera del horario habitual de 9 a
17 horas o aquellos por los viajes frecuentes tienen jet lag presentan un riesgo más elevado de sufrir un
aumento de peso o cáncer. Para explicarlo, investigadores holandeses han
desarrollado un modelo experimental que demuestra cómo los cambios en los ciclos de luz
y oscuridad en ratones con predisposición genética a sufrir cáncer de mama
incrementan los riesgos en la salud.
Las alteraciones en el ritmo circadiano provoca desde un
aumento de peso hasta el desarrollo de un tumor. Sin embargo, los estudios en
humanos no habían podido determinar si el cambio en los patrones de sueño era
la causa de estas enfermedades o si simplemente ambas están correlacionadas.
Para solventar este problema, investigadores holandeses han
presentado un modelo experimental en ratones que permite someterlos a cambios
–similares a los sufridos por los humanos– en el ritmo circadiano, un reloj
interno que regula las funciones biológicas del cuerpo durante los distintos
periodos del día.
El reloj circadiano y la carcinogénesis son similares en
ratones y humanos
El Dr. Bert Van der Horst, Biólogo del Centro médico de la
Universidad Erasmus (Holanda), que ha liderado el estudio, publicado en Current
Biology explicó: “El mecanismo del reloj circadiano y de la carcinogénesis es
similar en ratones y en humanos, por lo que este sistema permite estudiar cómo
las diferentes alteraciones circadianas afectan al cuerpo y cómo se puede
intervenir para reducir los efectos adversos”.
Los investigadores probaron este nuevo modelo en hembras de
ratón con predisposición genética a sufrir cáncer de mama. En circunstancias
normales, los roedores debían desarrollar el cáncer en 50 semanas, pero este
periodo se acortó a solo ocho semanas en aquellos que fueron sometidos a
alteraciones en los ciclos de luz y oscuridad. Además, estos animales ganaron
un 20% de peso.
Van der Horst sostiene que “La conclusión es que los cambios
crónicos en los horarios de luz son un factor que provoca cáncer, obesidad y
otros problemas metabólicos”.
Confirmación de estudios previos
“Los resultados concuerdan con los hallazgos en otros
estudios epidemiológicos en humanos y proporcionan evidencias de que la
alteración circadiana es un factor carcinogenético”, añade Till Roenneberg,
biólogo en la Universidad Ludwig-Maximilian en Munich (Alemania) y otro de los
autores del estudio.
El estudio demuestra que la falta de sol y de melatonina no
son factores subyacentes en la ganancia de peso y el desarrollo de cáncer de
mama
Normalmente, los detractores de las investigaciones
centradas en el ritmo circadiano habían señalado que el tipo de vida era uno de
los principales factores que aumentaba el riesgo para la salud. Ejemplo de ello
serían las mujeres que trabajan de noche. Estas tienen niños a mayor edad,
comen peor, hacen menos ejercicio y beben más alcohol; prácticas asociadas con
la obesidad y el cáncer de mama.
Otros científicos habían destacado la importancia de otros
factores como la desincronización interna, la falta de producción de
melatonina, la carencia de sueño o la escasez de luz solar.
Sin embargo, el estudio demuestra que la ausencia de sol
(con los consiguientes bajos niveles de vitamina D) y de melatonina no son
factores subyacentes en la ganancia de peso y el desarrollo de cáncer de mama.
Para futuras investigaciones, los científicos pretenden
establecer biomarcadores en humanos y ratones que señalen una alteración en el
ritmo circadiano.
Referencia bibliográfica:
http://www.cell.com/current-biology/abstract/S0960-9822(15)00677-6
Van Dycke, K. C. G. et al. “Chronically Alternating Light Cycles Increase
Breast Cancer Risk in Mice”. Current Biology 20 de Julio. Doi:
10.1016/j.cub.2015.06.012